7 ago 2012

VOTO DE OBEDIENCIA

Aquella fue una tarde distinta, diferente. Era nuestra iniciación en una nueva forma de entender nuestra sexualidad. Queríamos darle carta de naturaleza a nuestra visión del sexo, a nuestros hábitos más divertidos y morbosos. Y ese sábado al igual que algunos otras, nos la dedicamos a nosotros. Nos habíamos dado un baño largo y relajante. Le había preparado a Susana una mezcla de agua caliente con sales aromáticas. Había enjabonado con mucha dulzura y cariño a mi mujer, era como un ceremonial en el que se detenía el tiempo. El vapor inundaba toda la estancia, los espejos estaban ocultos y no teníamos intención de apurar esos momentos más de lo necesario.

Fui como siempre el primero en salir del agua para coger una gran toalla blanca que envolviese su dulce cuerpo y así evitar que se enfriara. Mientras recorría su piel húmeda, por la cabeza me pasaban los planes mas inmediatos; la cuidadosa preparación de su ropa, los testigos, el ceremonial de obediencia… todo estaba a punto de ocurrir y todo estaba planeado para que fuese algo inolvidable para todos. Le había secado en último lugar su pie izquierdo, y le susurré al oído “ahora te voy a tapar los ojos con una venda antes de vestirte…”, creo que se sorprendió cuando escuchó la propuesta, ella no sabía nada. Mi mujercita en esas circunstancias siempre se deja llevar, nunca pone obstáculos a nuestros juegos. Le puse una venda blanca aterciopelada, la anudé suavemente pero con firmeza para que no pudiese ver nada de lo que iba a pasar.

La entrada en nuestra habitación estaba medida; iluminada con cuatro velas rojas que prendían a la par, y en un lateral dos varillas de incienso se quemaban lentamente empapando la habitación de un agradable olor que se unía a una melodía recién lanzada en el DVD.
-Que bien huele…, murmuró al entrar.
 -Ahora déjate así de pie que te voy a vestir.

 Ella no sabía que encima de la cama tenía dispuesta su ropa interior mas sexi… un corsé blanco drapeado, con unas terminaciones de encajes negros. La parte de atrás era casi transparente y con corchetes negros y le daba un aire erótico y reto que me encantaba. Lo complementaban unas ligas que aseguraban las medias negras, que, como buen fetichista que soy las había escogido personalmente. La tanguista blanca era minúscula como su nombre indica, pero tapaba lo suficiente para para que su terso monte de venus quedara perfectamente a salvo. Nuestra habitación es amplia y cómoda y equipada con muebles de madera en tono natural y un cabezal de forja negro con remates de bronce que destacaba sobre un fondo marrón que lo envolvía todo. Alicia, Luis y Sebas me acompañaban en el cuarto, ellos serian los testigos de lo que estaba apunto de ocurrir.

Fue Alicia la que con mucho sigilo me acercó el maravilloso corsé. Le envolví el cuerpo con aquella delicada pieza, le acomodé sus pechos para que el acoplamiento fuese perfecto y por último la empecé a abotonar los corchetes de la espalda. Era una sensación muy gratificante, me excita hacer eso, me gusta abrocharla y después sacárselo todo ¡Es excitante! “¿estás cómoda?” le pregunté. “Si cariño muy cómoda”. Ahora tocaban las medias, no sería yo quién se las pusiese, quería disfrutar de ese momento, quería mirar. Había hablado con Alicia que sería ella la encargada de su disposición… -Siéntate cariño que te voy a poner las medias. Con sumisión la ayudé a sentarse en el borde de la cama, eso facilitaría el trabajo.

Alicia es morena, 35 años, metro sesenta y cinco, unos sesenta quilos y unas buenas tetitas… creo que usaba la talla 95. Para el ceremonial llevaba puesto un corsé malva y negro sin tirantes ni ligero, tenía unas medias blancas con un gran encaje precioso, pero la muy guarra no llevaba braguita. Se acercó suavemente al cuerpo de mi mujer para recoger la media negra que se disponía a colocar. Era importante que no se diese cuenta que sería Alicia quién le pondría las medias. Le metió la puntita del delicado complemento por el sus calientes dedos… e inició una lenta y suave ascensión primero a su pantorrilla y después a su rodilla, se paraba, subía, se paraba, de nuevo subía… era muy sensuales aquellos vaivenes. Mi miembro se endureció con aquella visión y aunque estaba un poco separado para contemplar bien aquella hermosa y sensual escena, me acerqué a la altura del rosto de la viciosa de Alicia para que ella observase bien lo dura que estaba mi polla y dejársela cerca por si la quería comer un poquito mientras vestía a mi mujer. Susana estaba ajena a lo que realmente sucedía, su respiración cada vez era mas rápida y mas fuerte, Alicia la acariciaba muy bien, y cuando superó la rodilla para terminar en el hermoso muslo de mi esposa desplazó su mano mas arriba para acariciarle su clítoris y los labios inferiores… me miró y asintió para señalarme que mi putita estaba mojada. Se incorporó levemente para coger la otra media negra y proceder a su colocación ahora en la pierna izquierda de mi putita. De nuevo inició aquel maravilloso ritual; se agachó para empezar a colocarle los deditos del pie en aquel magnífico encaje negro. Yo aproveché para, desde atrás, meterle mi dedito gordo en el coño de Alicia… estaba mojada, y como buena puta se paró para saborear esa penetración… y siguió con lo suyo que era terminar de vestir a mi mujer.

Incorporé a Susana para terminar de colocarle en su sitio las medias y que estas quedasen bien puestas en sus adorables muslos. Alicia seguía agachada de rodillas para continuar con su trabajo, y supongo que al verla de pie y con el monte de venus de Susana a la altura de su cara no se pudo resistir lamerle el clítoris. Susana hizo un gesto de aprobación con un fruncir de labios, le gustaba. Supongo que también empezó a pensar que allí pasaba algo. Alicia se incorporó relamiéndose como una gatita después de saborear abundantemente los labios inferiores de mi viciosa. Acto seguido le ajustó las cintas del ligero a mi hembra, sus manos expertas acoplaban el fino encaje de la media a la cinta que colgaba grácilmente del corsé blanco. Alicia se tomaba su tiempo, sabía que aquella situación me excitaba, sonreía pícaramente mientras me veía masturbarme delante de las dos, se humedecía los labios para insinuarse todavía mas y que aquello me excitara. Luís se acercó a mi lado y le puso su trabuco en la boca de su esposa, era excitante la cadencia de succión de Alicia, al tiempo que seguía con lentitud y precisión colocando la cinta del ligero… y Sebas la envistió por atrás. Cuando terminó de colocar el primero de nuevo dejó subir su mano hacia el coño de mi putita, estaba chorreando de placer y Alicia ya no intentaba disimular nada… una polla en la boca, otra en su coñito y sus dedos en el coño de otra mujer la hacían perder el ritmo y la estabilidad.

Suavemente se sacó la polla de su marido de la boca para terminar bien su cometido. Sabía lo importante que era este juego, Lo habíamos planeado con tiempo para que todo fuese muy morboso y divertido. Seguía sonando la banda sonora de la peli “Eyes Wide Shut”, en la secuencia del ritual de iniciación en la orgía en la que Tom Cruise se quería colar. Susana estaba muy relajada y muy a gusto con todo lo que le hacíamos, como siempre, ella se dejaba llevar por los juegos que yo le planteaba y aquello la complacía. Solo Alicia parecía que se salía del guion establecido debido a las envestidas traseras del guarrillo de Sebas. Lo siguiente era ponerle la tanguita. Con un gesto de cabeza le indiqué a Sebas que parase, y que sería él quién se la pusiese. Giré a mi mujer para que estuviese de espaldas y le indiqué que se poyase con las manos al borde de la cama y de esta manera, facilitar el trabajo de nuestro amigo y ofrecerle una inmejorable vista del culito de mi mujer.

Sin hacer ruido los cuatro estábamos observando a la puta de Susana en una posición que invitaba al deseo, a la fornicación, a agarrarla con fuera y metérsela sin previo aviso. Pero eso debería esperar, ya quedaba poco para dar rienda suelta a nuestra imaginación y a nuestros instintos. Con delicadeza Luis lamió y humedeció la parte de la tanguista que rozaría el clítoris y los labios de mi mujer, al igual que yo era muy fetichista y no lo podía evitar, quería que mi puta notase la humedad de su saliva en sus labios inferiores, quería dejar su primera huella personal el coño de aquella hembra y se la pasó a Sebas. Mientras tanto yo no me pude contener y le lamí el ojete y el coñito a mi puta… me lo pedía a gritos, era como una fuerza que me empujaba para que la lamiese. La guarra de Alicia no dejaba de acariciarme la polla al tiempo que al Luis. Ella si que sabía… Sebas se decidió a colocar la minúscula prenda por las jugosas piernas de Susana, la tanguita era como un guante, se encajaba a cada centímetro de su suave piel, y fue cuando le colocó bien la delicada prenda en su contorneada cintura. Al momento ella comentó
-Que mojadita está la tanga viciosillo… mmmmhh, ¿cuando me la vas a meter asqueroso…? …lo estoy deseando….
-Te voy a atar las manos a la espalda, no te muevas cariño, después te dejo ver.

Y fue Alicia la que se las ató con un lazo rojo y con dos nudos para que no se soltase. Y allí estaba mi viciosa, espectacular como siempre con su corsé y sus medias, muy mojada, atada y con los ojos vendados y esperando a que el retorcido de sus esposo la liberase. Sebas subió un poquito más el volumen de la música, tenía que ser un poco mas ceremonial lo que estaba a punto de pasar, todo estaba dispuesto. Luis le empezó a comer la boca, las leguas jugueteaban con desespero, y Alicia le sacó la venda… Mi puta se llevó una gran sorpresa al ver todo aquello, quería hablar entre risas y placer, pero de nuevo Alicia le tapó la boca con su manita y le susurró al oído “..sssssshhh, cariño escucha, esto es para ti…” y le lamió la oreja. Fue Sebas el que habló para todos.

-Iniciamos el VOTO DE OBEDIENCIA DE SUSANA. Ella a partir de hoy es la que dará placer sin pregunta alguna a su marido y a sus amigos mas morbosos. Cuando escuche la palabra “GUAPITA” se conectará para satisfacer a aquellos de nosotros que estén con ella. Se dejará acariciar, besar, tocar y follar, así como ella nos provocará, nos acariciará, nos besará y nos follará si le apetece. Solo queda excluida de esta acción por dos motivos, la presencia de menores o que en ese momento solo estén dos personas de este grupo. La palabra Stop significará que no le gusta lo que le hacemos y estamos obligados a parar. Nosotros somos de ella, estamos para darle placer y ella no pertenece, es a partir de ahora nuestra putita obediente.

Era el día de su cumpleaños, y no teníamos mejor forma de celebrarlo que follarla entre los cuatro a tope. Éramos cómplices de juegos desde hacía mucho tiempo, y esa complicidad nos llevó a fraguar este divertimento pasional entre los cinco. Ya nunca sería igual… sería mucho mejor.

Lo primero que hizo “nuestra” putita fue acostarse en la cama para que todos le hiciéramos lo que nos complaciera… entre jadeos de placer, gusto y asombro tenía ganas de recibir sensaciones placenteras. Alicia fue la primera en abrir el juego, se sentó literalmente en su cara para que le comiese su almejita chorreante, se decía así misma “ahora me toca a mi que me comas mi coñito viciosilla”. Luis le apartó la tanguita que minutos antes le había colocado Sebas con toda la delicadeza del mundo… era su momento y deseaba lamer el coñito rasurado de la recién estrenada putita obediente. Y el viciosillo de Sebas se quería comer mi polla que estaba muy deseosa de aligerar y repartir todo el placer que cabía dentro de ella.

Fue una noche memorable, fue una madrugada de obediencia y mucho respeto a nuestras chicas.

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